La circularidad es uno de los retos que apremian al sector de la construcción. Un concepto que copia a la naturaleza en todos sus procesos, recicla cualquier residuo o material y crea un ecosistema de empresas que regeneran todos los materiales que se desechan o se generan en el proceso constructivo.
Pero, ¿cómo se aplica la circularidad en los sistemas actuales constructivos? ¿Existen herramientas que ayuden a aplicar la economía circular en la construcción? ¿Cuáles son los marcos regulatorios? Estas y otras muchas otras cuestiones se debatieron en el European Bulding Summit, el congreso de la construcción 4.0 donde se dieron cita – el 24 y 25 de mayo en Barcelona- ponentes internacionales para acelerar la transformación en el sector y lograr una construcción sostenible, industrializada y con el foco puesto en la rehabilitación.
La directora general del Green Building Council España (GBCe), Dolores Huerta, dedicó su intervención a explicar la hoja de ruta para la descarbonización de la edificación que marca la Comisión Europea. Un marco que en muy pocos años obliga a construir y rehabilitar con circularidad. Huerta definió que un edificio circular es aquel que “se ha construido con productos y servicios duraderos y no tóxicos; dispone de espacios eficientes y flexibles, es longevo, resiliente y duradero” y añadió que durante su construcción o deconstrucción “permite su desmontaje, montaje y reciclaje de materiales y, además, es posible evaluar el coste del ciclo de vida”.
Sin calidad no hay circularidad
Ignasi Cubiñá de Construcía en la ponencia “La prescripción (circular) de sistemas constructivos” habló de la necesidad de generar un ecosistema de empresas que fabriquen productos circulares. Para Cubiñà la circularidad es un concepto biológico, “situamos la circularidad a escala molecular, necesitamos crear un ecosistema de oficios artesanos y ello conlleva que los productos deben ser de calidad, sin calidad no hay circularidad”. También añadió que para generar circularidad debe haber reciclaje de los materiales y que los edificios tienen que estar diseñados para su próximo uso. “La circularidad tiene que ver con el compromiso social en toda la cadena de valor, respetar los derechos humanos y contribuir a sociedades justas”, concluyó.
Luis Fernández, OCH-Offsite Construction Hub Spain, presidente de la Asociación Española de la Construcción Industrializada, aseguró a los asistentes que otra forma de construir es posible y, concretamente, sobre la economía circular, afirmó que “ha de ser de círculo abierto y cerrado, los materiales se tienen que poder devolver al fabricante para darles nuevo uso”.
La rehabilitación es circular
¿Qué aporta la rehabilitación a la economía circular? Fue el título de la intervención de Iván Madrigal de EOSZENIT energy. Madrigal sostiene que “la Rehabilitación Integral energética de edificios es circular porque es un modo global de ahorro energético y de materiales”.
En este sentido, Belen Palao en su intervención “Una caja de herramientas para hacer Edificación Circular: The Circular Building Toolkit” afirmó que “lo más sostenible es no construir, es rehabilitar”. Palao presentó la plataforma ‘Circular Building Toolkit’, una herramienta abierta y accesible a todo el mundo que permite diseñar estructuras, explorar estrategias para la construcción circular e inspirarse con casos de estudio que han aplicado los principios del diseño circular.
Siguiendo con casos de rehabilitación también se pudo escuchar a Antonio Meireles de ndBIM quien dedicó su sesión a explicar intervenciones de rehabilitación en Lisboa. Y a Cristian Salmeron de ELECNOR quien mostró un ejemplo práctico de rehabilitación con BIM en el cambio de uso de un edificio.
Las arquitectas técnicas de Recop, Elena Pellicer y Teresa Arnal, explicaron su experiencia en la rehabilitación de edificios patrimoniales. Para ello han necesitado de una red de artesanos locales que trabajan la madera, la cerámica o los forjados, dando así valor a las técnicas tradicionales, utilizando materiales naturales y reciclando.
Del “ME” al “WE”
‘Construyendo un Eco-quartier en París’, fue el ejemplo de circularidad y buenas prácticas en la construcción que mostró Miquel Lacasta de ArchiKubik. Lacasta y su equipo iniciaron este proyecto en 2017 que implicaba la deconstrucción de un edificio de la Cité Gagarine, la operación de economía circular más importante de Francia. Unas 30.000 toneladas de materiales fueron reintroducidas en el circuito de la construcción: 1.525 radiadores, 2.242 puertas, 52 chimeneas de hormigón, 400 buzones y cientos de metros lineales de barandillas. La filosofía de este arquitecto se basa en un urbanismo solidario que emplea el paisaje como infraestructura y que trabaja por un urbanismo transitorio, en definitiva, piensa en colectividad y pasa del “ME al WE”.